Para la fotografía final de Carlitos en su oficio, usamos un lente 18mm, 1/50, f 4, ISO 800. Con una luz cenital y un relleno generado por una pantalla 5 en 1, iluminamos parcialmente su mirada y enfatizamos el detalle de sus manos. La posición contrapicada de la cámara permite ver sus dos reflejos, su única compañía en las largas noches en el estacionamiento donde trabaja desde hace diez años. Estos elementos permiten la construcción del personaje de Carlitos; sus ojos parcialmente iluminados que forman una sombra alrededor se relaciona directamente con su trabajo nocturno. El foco en el detalle de las arrugas de su rostro y la textura de las manos denotan paso del tiempo que Carlitos sabe portar. Por otra parte, proponemos un ambiente frío, oscuro, que se potencia con un sujeto melancólico y solitario. Podemos ver en el fondo stickers de colores, su escritorio limpio y ordenado, y en los reflejos accesorios y herramientas de colores propias de su trabajo cotidiano. Nuestra intención era retratar el vínculo con el ambiente casi hostil en el que Carlitos se encuentra, y como él lo lleva con paciencia y tranquilidad.
Para la segunda fotografía, usamos la pantalla dorada, a fin de reflejar una iluminación más cálida y teñir ligeramente la piel. De esta forma, los relieves de su rostro se enfatizan mucho más, generando una sensación de dramatismo y profundidad. Probamos fotografiarlo en el barrio, delante de las casas en las que vivió toda su vida, pero optamos por el fondo oscuro de la noche, ya que distraía menos y despegaba más la imagen, enfatizando lo previamente hablado. Para ajustarnos a estas ideas y condiciones, usamos un lente de 50mm, pusimos el ISO en 800, 1/40seg, f / 3.2 y lo iluminamos con una luz fría dura de contra y relleno de 5 en 1 cálido.
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